miércoles, 14 de agosto de 2019

Las Cosas que se Van


Mis estimados lectores, como no tenía mas escritos preparados y pulidos, las publicaciones que se vienen en lo que resta del año posiblemente no tengan la periodicidad semanal. 

Por otro lado, aquí les comparto el primero de los textos mas recientes, debo de confesar que aun cuando es un texto muy gris, por decirlo con delicadeza, me gustó mucho el resultado, tal vez por ser una forma de exorcizar amarguras. Espero de todo corazón que les guste. 

Las Cosas que se Van

Se fue el caballo, 
se fue el camello;
la moto, días después,
salió por el mismo hueco.

También arrancó amor,
fuera fugaz o longevo,
a través del portón
se largó por embeleco.

Se han ido los sueños,
los propósitos, el dinero;
eventualmente se va todo,
solo se quedan los miedos.

Se van los vivos,
se van los muertos;
en los segunderos corceles,
tendido al galope
se marcha el tiempo.

En el río de la vida,
caudaloso y turbulento,
navegó la tranquilidad
para convertirse en recuerdo.

La memoria también se va,
dejando el pedazo muerto,
de lo que era un todo,
de lo que fue tan perfecto.

Se han ido tantas cosas, 
que enumerarlas no puedo. 
Falta pasto a la esperanza, 
vive de paja el recuerdo.

Se va la vida viviendo,
se va queriendo vivirla,
todo va yendo a su antojo,
todo se marcha con prisa.

Se van las olas del mar,
y apenas si fueron vistas;
se van los versos de amores
a dar serenatas perdidas.

Se están yendo las ganas,
Porque nacen con agonías,
Dejando tirado el trabajo…
¡que ganas tan mal paridas!

Irán, van, o se fueron
todas las cosas del mundo,
en la vida nada es eterno,
queda en la garganta el nudo.

Queda siempre el hombre solo,
la peladez y el encierro,
pero no todo es malo,
la familia ama y da consuelo;

Un abrazo y un beso enormes
para los que me quedan,
incondicionales motores
en los vientos de tormenta.

miércoles, 26 de junio de 2019

Jugo de Olvido

Este es el último de los manuscritos que seleccioné y corregí para esta temporada. Si continúan las publicaciones en las próximas semanas serán creaciones de reciente autoría. En caso tal que no continúen, agradezco a todos mis lectores por su lealtad y constancia pese a mil indisciplina para publicar.


Jugo de Olvido

Con ansias de jugo de olvido
Para no recordarte tanto,
Fue mucho el tiempo vivido,
Sin saber que te estaba esperando.

Obligado a la abstención
De tus embriagantes besos.
Ahogado en la pasión
Que despierta tu recuerdo.

Extrañando hasta la medula
Tu ternura endiablada,
Tus animadas caricias,
Tu mirada algo extraviada.

Con ansias de jugo de olvido
pa’ no cargar con tu ausencia;
cambiar lo que he vivido
por una nueva presencia.

Matarte en mi memoria
para no verte de nuevo;
que pierda toda su gloria
tu corazón tan malevo.

Pero no hay jugo en el mundo
capaz de borrar tu cara;
mi corazón errabundo
solo en tu amor se ampara.

No hay olvido en mi jugo,
me resigné a recordarte;
y así no pueda verte
solo me queda amarte.

miércoles, 19 de junio de 2019

Intro

Estimados lectores, en esta oportunidad les presento lo que es el texto introductorio a mi proyecto mas alargado y aplazado, hoy lo publico con el único objetivo que lo lean y me remitan sus opiniones o sugerencias a través de los mensajes directos que ofrecen las redes sociales. Espero que lo disfruten. También anuncio que posiblemente esta sea la penúltima o última publicación de esta temporada, aun no me decido. Un abrazo para todos.

INTRO

Las sombras crecen, lo siento en mis huesos, y en un apartado rincón de mi mente (al cual no me gusta mirar con frecuencia) veo como lo hacen. La tierra está cambiando, los sucesos así lo indican. Todo se agita por ratos, para luego entrar en calma, esa misma calma que precede a las tormentas salvajes, es un silencio inquietante, tenso como cuerda esperando el filo del cuchillo.

Desde mi morada transitoria y etérea, observo sin descanso lo que sucede en mi mundo, atento, presto a responder el llamado de los dioses cuando llegue mi momento de regresar una vez más. Yo no soy uno de ellos, tampoco soy un mesías, soy un descuido de los tiempos antiguos, una profecía que salió patas arriba; ahora debo pagar eternamente por la negligencia de mis creadores, y por las decisiones que tomé en mi primera vida. Condenado a regresar cada vez que el poder que alguna vez hizo parte de mí, ahora transformado y maligno, ronda la tierra.

No los culpo, nunca más podrán crear a otro como yo, soy el guardián, la antorcha que mantiene a raya las sombras. Tal vez así lo querían ellos en realidad, tenerme como un seguro para restaurar el balance cuando pierden control sobre el mundo.

Habito en un lugar pacifico, muy similar a lo que alguna vez fue mi hogar, rodeado de amplios y verdes prados donde mi único y fiel compañero en este exilio, mi leal y brioso caballo Narck, pasta alegremente; mientras yo contemplo el desarrollo de todos los acontecimientos en el mundo (en todos los mundos). Mi compañero también parece sentirlo, cada vez lo veo más inquieto, galopando de un lado a otro con la cola al aire cual si fuera un estandarte de guerra, su crin dorada y frondosa agitándose con el viento que lo acompaña en su veloz carrera, sus alas de fuego se extienden para recordar su elasticidad, y del cuerno de su frente, negro como la noche, duro como espinas de dragón, brotan centellas que en medio de la oscuridad interrumpen mi sueño con su tronar estridente y seco; parece que en su correr, cada vez más constante, está preparándose para lo que nos espera. Por mi parte yo nunca he dejado de hacerlo, siempre esperando el momento, siempre listo, presto a atender (como ya tantas veces lo he hecho) el llamado superior. Cada que esto pasa es igual; un escalofrío me estremece, mis espadas brillan con la intensidad del sol cantando su dulce y salvaje melodía anhelantes de sangre, y mi armadura habla suavemente ofreciendo su protección, entonces es cuando sé que ha llegado el momento. Mi eterno amigo relincha de emoción pues es valiente, temperamental y noble, ama las batallas, es un verdadero ser de guerra. Monto sobre él con la misma agilidad de siempre, y una vez sabe que estoy firmemente sentado sobre su lomo, despliega sus llameantes alas saltando hacia el infinito.

Hoy les contaré mi historia, aquella sobre profecías y decisiones, la misma que me condenó a permanecer entre el mundo de los vivos y los muertos, en un limbo indefinido observando que ocurre en la tierra, añorando las comodidades del cielo, y a veces hasta los tormentos de los veinte infiernos, obligado a permanecer en mi mansión solitaria, solo para volver a la vida cuando los dioses me llaman.

miércoles, 12 de junio de 2019

El Héroe Ignorado


Mi familia, en especial mamá y hermanos, ya están cansados de leer mis poemas, y como en esta temporada ya compartí varios escritos de ajena autoría, decidí redactar este texto de carácter reflexivo, ya que hace días tenía la idea en el tintero. Espero que les guste y, sobre todo, que les sirva.

El Héroe Ignorado

En la crianza obtenida en casa, mis padres siempre se ocuparon de inculcarnos la importancia de los valores, todos esos que ellos poseen y que no pienso enumerar en esta oportunidad; siempre nos aconsejaron así como  dieron ejemplo para que supiéramos lo que realmente era bueno, justo, sensato, y honesto. La diferencia radicó en sus personalidades, mientras mi mamá ha sido siempre una mujer práctica, aterrizada, y consecuente, mi papá era mucho más “defectuoso” y un romántico incurable, en mi caso particular (no sé si lo mismo ocurrió con mis hermanos, pues cuando yo nací ya llevaban varios años de crianza) mi papá tuvo a bien hablarme sobre las proezas de los grandes héroes de la historia, Bolívar, San Martín, Miguel Hernández, Marco Aurelio, Gaitán, Benito Juárez, David Crockett, Jim Bowie, Epifanio Mejía, Leónidas, Alejandro Magno y Arafat.

Para mal vivir de mi amada madre y admirados hermanos, heredé muchos defectos de mi papá (mas no su habilidad con las letras) pero no tantas las virtudes de mamá y hermanos, y entre tantos legados paternos recibí el romanticismo y admiración por los héroes de antaño, aunque no necesariamente sus mismos ídolos.

En mis listas se cuentan principalmente al Capitán Von Richthofen, Syla (general romano), José Hilario López (abolió la esclavitud en Colombia 12 años antes que Lincoln en U.S.A.), Oliver Cromwell, Aníbal (héroe de Cartago), el Príncipe Vlad, El General Hermógenes Maza, Robert Edward Lee, y el gran Yasir, este último y algunos otros los comparto con mi viejo.

Notará usted querido lector que en mi lista no hay muchos nombres que puedan ser recordados por el mas distraído estudiante, ello porque mis héroes no son convencionales, todos ellos hicieron cosas grandes, y cosas terribles, pero compartían algo en común, la fuerza de sus convicciones. Por ejemplo el general Lee; yo no me considero racista, no lo soy, mucho menos partidario de esclavistas, sin embargo hay que admirar la pericia política y militar de este hombre, confederó una cantidad considerable de estados, defendió con saña y valor sus ideales, y por el peso de ellos plantó cara durante tres años a un ejército que estaba mucho mejor armado y poseía la ventaja numérica (por si no lo sabe, le cuento: para la época de la guerra de secesión, las industrias manufactureras, por ende las fábricas de armas, y los grandes asentamientos de los Estados Unidos de America se encontraban en el norte del país)… no queda más que admirar a tal personaje por lo ya manifestado, aunque no por sus inclinaciones explotadoras.

Como iba diciendo, estos no pueden ser catalogados como héroes convencionales. Siempre se ha sabido que la historia es escrita por los vencedores, raras veces cuentan las verdades de los vencidos, y en mis listas personales, los segundos son muchos más que los primeros. Por eso, pocos recuerdan quien fue Richthofen, o saben quién era Vlad (aunque el cine le ha dado fuerza en los últimos años), o tengan en cuenta las verdades de Maza quien, pese a ser vencedor, no es recordado por su inactividad política; mucho menos le dan al comandante palestino la importancia que merece, tanto así que quienes hasta la fecha han sido “los ganadores” en ese conflicto, lograron borrar a su estado de google maps.

Sin embargo a mí, y a muchos, se nos olvidó que debemos tener un héroe principal (y tranquilo que no me voy a poner religioso), pero ¿a cuántos nos han enseñado a admirarnos a nosotros mismos?

Olvídese por un momento de la falsa humildad con la que se tapa todas las mañanas, deje a un lado ese cuento de sentirse igual a los demás, simplemente obsérvese objetivamente, mire su vida, y considere si las cosas por las que ha pasado son dignas de admiración.

Tal vez estará pensando que, viéndolo de esa forma, todos, o la inmensa mayoría, son dignos de la admiración, si es así, permítame decirle que lo mismo opino yo. Vivir en el mundo que nos ha tocado es una muestra inquebrantable de valentía, sobreponerse a los golpes de la vida, es la mayor prueba de fortaleza; incluso el suicida, en su pérdida de toda esperanza, ha de ser muy aventado para ser capaz de buscar la otra vida. En lo particular no admiro a los delincuentes por los actos cometidos, pero si la resistencia que se debe necesitar para sobrevivir al presidio.

Sería bueno saber ser nuestros propios héroes ¿no?, admirarnos honradamente por la fuerza de nuestras convicciones, la capacidad de aguante, el empuje para salir adelante, así se salga a rastras. Ninguno de los grandes (ya sean renombrados o se encuentren en la verja del olvido) llegó a la cima solo, así que no se demerite por la ayuda que a veces recibe, por verse derrotado, bien sea todos los días o de vez en cuando. Si puede hacerle fuerza a un equipo de futbol que va de último en la tabla (compuesto por más de 20 arepones que ni conoce), hágase fuerza a usted mismo, así esté “por descender a la B”, en ese caso recuerde que el pseudoascenso siempre será posible, y NUNCA se compare con NADIE.

Tal vez este texto lo haya escrito como una forma de sobrellevar mi situación actual, como un monologo que desde hace años debí de sostener en la oscuridad de mi cuarto, sin embargo, ahora que usted lo lee, piense en lo que le digo, admire a su prójimo, pero sobre todo, empiece a alentar, considerar y amar a su propio héroe ignorado, no importa si éste no es convencional, sigue siendo un adalid, al fin y al cabo.


miércoles, 5 de junio de 2019

Tres Lecciones


Advierto que para el presente ejercicio me robé un fragmento de otro viejo escrito, y que (a diferencia de los anteriores) es un poema "libre", no le busqué métrica, simplemente agarré una idea y no la dejé ir… ojalá les guste.

Agradecimientos a Valeria Ramírez, quien me ayudó a dar con el estribillo.

Tres Lecciones 

Del tiempo que estuve a su lado, 
tres cosas yo aprendí 
(i) pena tristemente aquel que ensilla el pasado; 
(ii) duele el corazón cuando hay amor de un solo lado; 
y (iii) que sufre mucho el culo cuando el apero es prestado.

Tantas cosas por decir, 
por hacer un millar pendientes;
no obstante, en aquella cita, 
yo era el único asistente. 

Sentado en un rincón, 
Incierto de las razones 
que allí me llevaron, 
no sé si continuaba aferrado,
o si me encontraba en tal lugar
por tener la tranquilidad 
de haberla dejado ir, 
solo sabía que allí estaba, 
pero nunca entendí bien porqué. 

Tampoco supe nunca
el cual, como, y por cuanto,
alcancé a amarla en tan poco,
y olvidarla costó tanto.

Si sé que pené tristemente por ensillar el pasado, 
que me dolió el corazón por amar de un solo lado, 
y que sufrió mucho el culo en ese apero prestado.

Con la mirada hacia
abajo para no verla llegar, 
no verla pegar la vuelta 
al notar mi estampa allá, atrás; 
seguro me soñé la invitación
solo para soltarla, 
pa terminar mi café 
al tiempo que la largaba;
o, de pronto, allí estuvo sentada 
y, como yo llegué tarde, 
se cansó de esperarme. 
¡Es que la espera cansa!… 
¡Tanto como los adioses! 
así igualmente se agotan 
de llorar los corazones.

Hartos de penar tristemente por ensillar el pasado; 
cansados de dolerse por amar de un solo lado; 
resentidos en sus culos por ir en apero prestado.

Se fue y yo no la vi; 
me largué yo al instante, 
saboreando ese último tinto 
que me llevé por delante; 
seguro pegó la vuelta, 
cuando me vio ahí sentado, 
yo me acabé mi café 
y arranqué para otro lado. 

Mientras me subo al caballo, 
presto a salir al galope, 
mi cuerpo queda en la mesa 
escribiendo un texto torpe. 
¿Cómo sigo yo en la mesa, 
si voy al paso repicado? 
Tal vez de la misma forma 
en que la tuve conmigo, 
sin tenerla ya a mi lado… 
Penando tristemente por ensillar el pasado, 
con el corazón resentido por amar de un solo lado, 
con el culo adolorido por ese apero prestado.

Echaban chispas las herraduras
de mi trochador alentado, 
haciendo olvidar al jinete 
ese dolor trasnochado.

Sin saber bien a que fui,
riendo de lo que me trajo; 
pensando en otro amor, 
mucho más viejo,
mucho más majo. 
Incierto del futuro, 
hastiado de despedidas; 
y al galope recortado, 
me remendé las heridas.

Sabiendo, solo sabiendo, 
que de mi tiempo a su lado, 
del cariño tan querido 
tres lecciones me han quedado: 
y es que pena tristemente aquel que ensilla el pasado; 
y es que duele el corazón cuando hay amor de un solo lado; 
y es que sufre mucho el culo cuando el apero es prestado.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Caperucita Cazadora


El frío se quedó en el umbral de la ventana, muerto del susto por el calor que ella irradiaba aquella noche, cuando Caperucita rodeó al lobo con sus perfectas piernas y a mano limpia lo sometió.

Nadie podía prever el fragor que ocultaba esa inocente cara. ¡Lobo pendejo! no entendió a tiempo quien era realmente la presa, y quien la verdadera fiera; hipnotizado por sus besos y ese criminal cuerpo, a sus ojos se les escapó que en el lugar donde debía tener el corazón solo había un hondo hueco negro ¡lobo cegatón! ¡Disque tenía ojos grandes para verla mejor!
Caperucita se cenó al lobo una vez, y luego otra; una y mil veces se lo comió, luego le despegó la piel de los roídos huesos y se tapó la desnudez con aquel pellejo.

Al final del cuento la piel del animal terminó en la sala, convertida en tapete, y la cabezota adornando la chimenea de la cazadora bestial; mientras que los huesos deambulan, sin cabeza y despellejados, seguros de que el precio pagado es bajo al recordar tantos besos cargados de pasión. e Y de tarde en tarde cuando se acuerda de ella, el descabezado lobo tranquilo piensa:
-Que mi piel limpie sus pies, vale la pena el recuerdo, aunque dicha tarde jamás se repitiera.

Su sonrisa lo acompaña, sus pestañas le amortiguan las caídas, sus labios dulces le encantan; él esqueleto, cadáver ambulante de alguien (o algo) que alguna vez fué, la recuerda todavía.

En donde quiera que ella esté, el sentir del lobo la acompaña, queriendo vivirlo todo, pero esta vez, desde la tarde hasta la mañana.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Inagotable Ausencia

Hoy tenía pensado publicar un mini cuento, sin embargo (y gracias a la apreciación hecha por el maestro Julián González) he de publicar el siguiente poema, dejando el cuento para la semana entrante.

Inagotable Ausencia

De inagotable ausencia,
entre sombras no extinguidas,
pasan los inmisericordes días
negándome su presencia.

Oscuras como el recuerdo
son las noches que vivo,
tan frías como ella,
que me relegó al olvido.

Convertida ya en fantasma,
en anhelo recalentado,
luz de mi vida pasada,
y de errores lamentados.

Hay momentos que la lloro
otros tantos la maldigo;
en secreto es un tesoro
aunque hoy no esté conmigo.

¿Estará leyendo estas líneas?
¿Qué pensará de ellas?
Preguntas tan poco útiles
como en burdel las doncellas.

Yo la sigo extrañando
tal vez sin razón alguna.
El amor, del corazón es cuna;
y el inmisericorde olvido...
en vida es muerte y sepultura.

Inútil, como el recuerdo,
es pretender olvidarla.
Y al leer mi sentimiento...
tal vez sonría ¡macabra!

Pero todavía la espero,
a ella y su amor marchito.
Mientras tenga esperanza no muero,
el final aún no ha sido escrito.

miércoles, 15 de mayo de 2019

La Montaña

Bosques de Besos y La Montaña se parecen, esto es porque los bosques están en la montaña, la montaña está colmada de bosques... Porque se hace uno el recuerdo con la ilusión de lo que pudo haber sido.


La Montaña

Al fondo brilla el rio cual hilo de plata, serpenteando por el valle de los recuerdos, bajando caudaloso desde el páramo del tiempo hasta llegar al sitio dónde quedó la infancia; ese lugar encantado al que llegan las cosas que no consumió el olvido, ese sitio remoto donde, por el tejer de las Nornas, fue a parar el amor fallido.

Allá, en el techo del mundo, el sol se ve más intenso, y el brillo de las estrellas siempre es mucho más bello; el recuerdo duerme arrullado por el rumor del gran rio, y se sazona con el sabor de tus besos al encontrarse con los míos.

En ese lugar que últimamente ya muy poco menciono, el refugio de la memoria, el “Coco” del olvido; allá, verdes y dorados, recuerdos y besos hacen bosques, donde el amor y el dolor tienen el mismo olor de verbena, de lo dulce, lo vivido, lo más amado, lo perdido.

Allá mis caballos, a pesar de no haber coincidido, galopan llevando a lomos: el recuerdo de tu amor, y el calor de tu cariño. En esa playa honda, donde alguna vez dio la vuelta mi mula, en esa laguna de recuerdos, en la zulia de las memorias; en ese lugar remoto, todas las noches, sin falta, tu amor con el mío se encuentra, allí viaja mi memoria, desahuciada de olvido.

En esos escabrosos caminos, donde un grito de “¡ANIMELO!” me preparó, sin saberlo, para los ratos más sufridos; acullá, en las mañanas me envía el frío capitalino, me devuelve a tu recuerdo y a lo que he amado desde que era niño. En esa montaña remota se devuelve el viento, ya cansado de tanto andar; de donde “El Putas” no pudo llevarme, pues no fue capaz de llegar; en ese sitio remoto el Diablo se convirtió en santo, ya fuera por el cansancio del viaje o por el miedo que le daban los hombres

Ahí guardo a buen recaudo tu amor para que nadie lo toque, y no poder olvidarlo entre el licor y el derroche. En la Montaña de la infancia, la cordillera del corazón, de ranchos chicos y bosques enormes, de caminos  escarpados que me enseñaron el oficio de ser hombre; en la tierra más salvaje, de guatines ariscos, de tigres feroces, mulas pajareras, caballos briosos y recuerdos gratos que llevan tu nombre. Eludida siempre por el citadino olvido, en la montaña siempre te veo, sentada a lomos de mi caballo, del alazán o del zaino, rodeada por mis amores, por lo que me es más sagrado, por los recuerdos mas queridos.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Vecina de una Noche


Todos nos hemos quedado presos en unos ojos, por un instante, por una vida, por media hora; todos hemos sentido el deseo de decirle a alguien, que a duras penas conocemos, una chorrera de cosas que nunca decimos, que nos guardamos por múltiples razones. Este escrito es precisamente una exteriorización de una de esas veces en las que de chorro, sin motivo, y por simple ilusión, conexión o deseo, se quieren decir pero por prudencia, respeto o miedo se callan. Que lo disfruten.

Me perdonan la métrica y la arritmia, pero pocas veces me propongo a hacer versos que no son deplorablemente tristes.
Igualmente me perdonarán mis lectores si al escrito le falta “madurez”, está muy recién nacido, pero quise publicarlo para variar un poco los textos tristes que he sacado en los últimos días y por si lo llegase a leer la eventual vecina.

Vecina de Anoche.

En la noche concurrente
muy tarde vi yo tus ojos,
Tan dulces y deslumbrantes,
sin rencores, sin enojos.

Luceros que deambulantes,
deseosos de alguien más.
Y los propios anhelantes
de ser tuyos, de nadie más.

Antojo obvio y ajeno,
aumentó al sol del día
Dime sincera de lleno
¿Que te enamoraría?

Vecina de una noche
colega de aficiones,
cuéntame como hiciste
pa despertar mis pasiones.

Acompañante secular
ojos valientes y tiernos
me miras y yo me siento
dueño del mundo entero.

Vecina de esta noche
sonrisa cautivadora.
estarás en mi recuerdo
esta noche y muchas otras.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Bosques de Besos


Me acordé de ti, o tal vez nunca te he olvidao. De pronto, en los ratos grises, me he sentido cansao; hastiado de tanto verte nacer, o morir de tanto en tanto, pues como dijo Manuel “nacemos y morimos a cada rato”. Me acuerdo siempre de ti, con ese escote esperanza, del brillo de tus ojos, y de un atardecer que, encaprichado contigo, de tu pelo nunca se fue.
  
Me acordé de ti, o tal vez nunca te he olvidao, pues se me pierde el olvido, y vuelvo a recordarte, añejándome los besos que están en ninguna parte, echando semillas nuevas, no paran de retoñar; y me olvido de olvidarte cuando veo los nuevos brotes, hijuelos de besos formando bosques que a lo peor nunca podré darte. Verdes como tu blusa, les limpio todo el rastrojo, que no es más cosa que el enojo de no saber conservarte.

Me acordé de ti, o tal vez nunca te he olvidao. Madre del amor ido, de lo que pudo ser y no quiso ¿será que nació cansao? ¿O le dio miedo ser vivido? Y el olvido también se acuerda de aquella voz tan única, de tu sonrisa salvaje, tan brillante, y homicida, que al verla se espanta la muerte, huyendo despavorida.

Tal vez ya nunca te olvide, eres raíz del recuerdo, lamento callado tu ausencia, odiándome por ser tan lerdo. De pronto a última hora, el recuerdo se haga presencia, y de verde, como esa tarde, vengas a cerrar tu ausencia, a vivir todos los días, cansada también de nacer, o morirte a cada rato.


jueves, 25 de abril de 2019

Aunque no Quisiera Hacerlo


De tan larga espera
solo quedó el vacío,
llenando, a su manera,
al corazón con hastío

Se aburrió, muy lentamente,
y te relegó al olvido;
te remplazó amargamente
pues tu amor ha concluido.

Te extrañó ¡tan fuertemente!
qué perdonó tu afonía,
calló también amargamente
de tu marcha la agonía.

Se secó el amor divino
astragado por tu ausencia,
maldito corazón mezquino
tan carente de inocencia.

Por lo mismo adiós te digo
aunque no quisiera hacerlo;
si tuve tu amor conmigo…
al final me tocó perderlo.


miércoles, 17 de abril de 2019

ADIOS AMIGO AMADO

Un escrito hecho a un amigo cuya lealtad y afecto, por asuntos personales y ajenos a mi voluntad, nunca pude despedir de la forma en que hubiera querido. Adiós mi viejo del alma.


Tenía nombre de tango
tuvo carácter de fuego,
un pasado muy amargo,
y fue pobre de abolengo.

Fue mi amigo aguardientero,
caballo brioso y muy guache;
de parrandas compañero,
Que se llamó CAMBALACHE

Incomprendidos los dos,
apoyo y fuerza nos dimos;
hermanos en pasos malos,
siempre juntos aprendimos.

Pocas cosas lo asustaron,
nunca gustó de la fusta,
y bajo tierra quedaron
el brío y el alma adusta.

Ahora al cielo se ha ido
mi amado negro del alma;
mi amigo tan mal querido
descansa ya en plena calma.

Y se murió porque tuvo,
dejándome un gran vació.
Mejor que él nunca hubo,
mejor no pudo haber sido.

Y de su trocha y galope
restalla solo el recuerdo,
su corazón fiero y noble
dejaron al dueño en duelo.

Perdóname el abandono
¡yo nunca quise dejarte!
la tristeza ha hecho encono
¡ya jamás volveré a montarte!

Como te extraño mi negro,
te recuerdo con dulzura;
esperame pacientemente
donde el pasto verde perdura.

Espero que esté lejano
el día de verte otra vez,
se portará bien tu amo,
pa’a tu cielo llegar después.

miércoles, 10 de abril de 2019

Stella Polar, Stella de Belén

Apreciado lector, si después de haber leído los poemas de mi papá, los escritos míos se le antojan insípidos, arritmicos, o verdosos, no lo culpo, a mi me pasa lo mismo, pero ahora llegó el momento de rendirle homenaje a alguien tan importante en mi vida como él. 

Desde el nacimiento de este espacio de inspiración y desahogo, he realizado varios escritos dedicados a mi familia, “Carta a Francisca” es tal vez el texto más leído de todos ellos y, aunque no es el único, si he de reconocer que es una de mis mejores redacciones.

También hay otros en los que manifiesto mi amor y admiración por mis padres, hermanos, cuñadas (a quienes amo y admiro tanto como a sus esposos), hasta a primos y tíos les he manifestado mi afecto. Sin embargo, siempre he pensado, pero nunca materializado (hasta hoy), el texto que a continuación entrego; y es que lo he procrastinado para una “fecha especial”, pero me di cuenta que la mejor posición en el calendario es el hoy.


Stella Polar, Stella de Belén

No en vano se llama Luz, no en vano le dicen Lucero, pues alumbra en los momentos más oscuros, es guía, siempre visible, en las noches tormentosas, es sol de madrugada, es atardecer rojo, es mi madre tan amada, es brillo amable en los ojos.

Autores, muchos, han hablado, con mayor elocuencia y atino que los míos, sobre las virtudes de las madres y su amor infinito, sin embargo ninguno de ellos tuvo mayor fortuna, pues madre solo hay una, y como la mía ninguna, pero no aspiro a igualar a los grandes en su capacidad de escritura.

Quiero resaltar la fuerza de su carácter, por eso las nubes no la opacan, por eso siempre es guía cuando las tormentas atacan, y es que hay que estar forjado del mejor acero para manejar un hogar, con un esposo medio loco, tres hijos atravesados, y el menor bastante altanero. Para conservar la compostura, la fe y la esperanza, al lidiar conmigo, mis innombrables defectos, y falta de templanza. Pocas mujeres, de todas las que en el mundo han sido, han tenido personalidad más laboriosa, entregada, diligente, y preocupada, por su familia, por su entorno.

Es abuela, amorosa como ninguna, que dicha hubiera sido, gozar de una como ella, expresiva, afectuosa, enérgica, siempre noble y paciente, también un poco indiscreta.

Perdona madre que el texto no sea mejor, y no es que la inspiración me falte, es que las palabras no alcanzan para expresar el amor, gratitud y admiración que siento. Perdona también que no haya sido más extenso, pero quiero que sepas que, cuando sea grande, quiero ser tan fuerte y sabio como tú. No en vano te llamas Luz, no en vano te dicen Lucero.

jueves, 4 de abril de 2019

ROMANCE DEL CABALLO MALHERIDO - ANTONIO MEJÍA GUTIÉRREZ

Buenas noches mis lectores, finalizando el segmento de escritos de mi papá, les comparto aquel que me escribió a mi, muy diferente a los que le anteceden, pues este romance no fue escrito en tiempos cercanos a mi llegada, a decir verdad, fue escrito cuando yo ya había alcanzado la mayoría de edad, incluso recuerdo la tarde en que mi papá me lo dejó leer, recién salido de su maquina de escribir color verde pálido marca Remington; era el poema con que cerraba su último libro de poemas, aquel que nunca conoció la imprenta.

ROMANCE DEL CABALLO MALHERIDO

A MI HIJO SIMÓN

Toro de tigre y de lanza,
lanza blanca y homicida,
tejió con furia la sangre
en la mitad de su vida.

Caballo de Picadores:
de carga mas que de silla.
Como a los perros en Misa,
lo llenan de sinsabores.

Caballo de Picadores
con una humilde divisa
de cargador sin el pasto
en una infancia dolida.

Una montura de muerte
cubrió su mirada arisca.
Sus ojos, antes tan mansos,
fueron luz enceguecida.

Tapando el sol y la arena,
ocultas manoletinas.
Ataque de sombra y luto:
la Muerte, que largo estriba.

Caballo de pica y pala,
caballo de pala y pica.
Nunca acarició sus lomos
el amor de una mantilla.

De palo y rejo era el alba,
de rejo la anochecida.
De pena y palo era el freno,
y cuernos por banderillas.

Caballo de picadores,
de llantos la sin salida.
El toro de tigre y de lanza
le dio una mala embestida.

Caballo de Picadores:
Vida Triste y Malherida.

jueves, 28 de marzo de 2019

CONVERSACIÓN CON EL SEGUNDO HIJO - ANTONIO MEJÍA GUTIÉRREZ

Como lo anuncié en la publicación de la semana pasada, este es un breve segmento con tres poemas de mi papá para sus tres hijos, hoy les comparto el segundo, dedicado a mi hermano Felipe, también fue escrito cerca a los días de su nacimiento, al menos eso tengo entendido. Es una pieza literaria bastante hermosa.

CONVERSACIÓN CON EL SEGUNDO HIJO


En tiempos muy remotos, hijo mío,
los hombres fueron tristes, desiguales.
Los menos, por ser todopoderosos.
Los más, por ser esclavos y ser frágiles
.
También, en esos tiempos ya lejanos,
era el hijo mayor más importante.
Tenía derechos sobre los segundos,
a pesar del afecto y de la sangre.

Pero llegaron los libertadores,
Espartaco y Bolívar y sus ángeles.
Y poblaron el mundo de palomas
con las alas de todas las verdades.

Después de las espadas y las plumas,
hoy nacemos, por fin, todos iguales.
Lo importante es vivir, no de primeros,
sino con toda el alma. Nunca es tarde.

Para llegar al tiempo y a la vida,
al espacio, al amor, a las bondades.
Hay lugar para todos en el mundo:
Para los cabos y los generales.

Hay lugar para el beso, para el surco.
Para el nido y la cuna, no hay edades.
No hay segundo en la paz, en la alegría.
Ni existe, en el amor, segundas partes.

El viento no conoce prelaciones,
ni sabe el padre sol de prioridades.
A todos nos alumbran y calientan
el corazón y el sol: somos iguales.

Te lo cuento, hijo mío, como hermano,
nací el sexto entre diez, si no lo sabes.
Y nunca me han faltado el sol ni el agua.
¡Y fui igual ante el pecho de mi Madre!