Advierto que para el presente ejercicio me
robé un fragmento de otro viejo escrito, y que (a diferencia de los
anteriores) es un poema "libre", no le busqué métrica,
simplemente agarré una idea y no la dejé ir… ojalá les guste.
Agradecimientos a Valeria
Ramírez, quien me ayudó a dar con el estribillo.
Tres Lecciones
Del tiempo que estuve a su lado,
tres cosas yo aprendí
(i) pena tristemente aquel que ensilla
el pasado;
(ii) duele el corazón cuando hay amor
de un solo lado;
y (iii) que sufre mucho el culo cuando
el apero es prestado.
Tantas cosas por decir,
por hacer un millar pendientes;
no obstante, en aquella cita,
yo era el único asistente.
Sentado en un rincón,
Incierto de las razones
que allí me llevaron,
no sé si continuaba aferrado,
o si me encontraba en tal lugar
por tener la tranquilidad
de haberla dejado ir,
solo sabía que allí estaba,
pero nunca entendí bien porqué.
Tampoco supe nunca
el cual, como, y por cuanto,
alcancé a amarla en tan poco,
y olvidarla costó tanto.
Si sé que pené tristemente por ensillar
el pasado,
que me dolió el corazón por amar de un
solo lado,
y que sufrió mucho el culo en ese apero
prestado.
Con la mirada hacia
abajo para no verla llegar,
no verla pegar la vuelta
al notar mi estampa allá, atrás;
seguro me soñé la invitación
solo para soltarla,
pa terminar mi café
al tiempo que la largaba;
o, de pronto, allí estuvo sentada
y, como yo llegué tarde,
se cansó de esperarme.
¡Es que la espera cansa!…
¡Tanto como los adioses!
así igualmente se agotan
de llorar los corazones.
Hartos de penar tristemente por
ensillar el pasado;
cansados de dolerse por amar de un solo
lado;
resentidos en sus culos por ir en apero
prestado.
Se fue y yo no la vi;
me largué yo al instante,
saboreando ese último tinto
que me llevé por delante;
seguro pegó la vuelta,
cuando me vio ahí sentado,
yo me acabé mi café
y arranqué para otro lado.
Mientras me subo al caballo,
presto a salir al galope,
mi cuerpo queda en la mesa
escribiendo un texto torpe.
¿Cómo sigo yo en la mesa,
si voy al paso repicado?
Tal vez de la misma forma
en que la tuve conmigo,
sin tenerla ya a mi lado…
Penando tristemente por ensillar el
pasado,
con el corazón resentido por amar de un
solo lado,
con el culo adolorido por ese apero
prestado.
Echaban chispas las herraduras
de mi trochador alentado,
haciendo olvidar al jinete
ese dolor trasnochado.
Sin saber bien a que fui,
riendo de lo que me trajo;
pensando en otro amor,
mucho más viejo,
mucho más majo.
Incierto del futuro,
hastiado de despedidas;
y al galope recortado,
me remendé las heridas.
Sabiendo, solo sabiendo,
que de mi tiempo a su lado,
del cariño tan querido
tres lecciones me han quedado:
y es que pena tristemente aquel que
ensilla el pasado;
y es que duele el corazón cuando hay
amor de un solo lado;
y es que sufre mucho el culo cuando el
apero es prestado.
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