jueves, 20 de diciembre de 2012

Del Fin del Mundo


Con el fervor que despierta cada vez que anuncian un fin del mundo, considero de imperativa necesidad compartir las dudas y pocas reflexiones que me genera el anuncio del fin de la humanidad o de la tierra propiamente dicha.

Primero empecemos por el día, si la tierra es redonda y el horario esta establecido, ¿Los Mayas funcionaban con el horario del GTM  o con la hora de Centro América?  ¿O como median ellos las horas? Perdónenme amables lectores la ignorancia pero eso nadie me lo ha sabido explicar.
Suponiendo que tuviesen el conocimiento del diámetro de la tierra y los usos horarios actuales (uno nunca se imagina) cantaran victoria los escépticos y se sentirán defraudados los creyentes  a las siete de la noche o a la una de la mañana (hora Colombia).

A mi personalmente me resbala el fin del mundo, desde el año de 1996 en que anunciaron el fin del mundo para el  día 6 de junio de dichas calendas, concluí que el mundo se acaba para cada cual cuando la pelona llega a invitarlo a bailar, para esa fecha anunciaron tres días de oscuridad y la llegada de los demonios a la tierra, cosa que ya había pasado según tengo entendido en el año 56 o 66 del mismo siglo no estoy muy seguro (y quien sabe en cuantos siglos y décadas mas ocurrió lo mismo).

En el año 89 ocurrió algo semejante por el cambio de década y sin embargo aquí seguimos.
No olvide usted amable lector, lo ocurrido en los últimos años del siglo pasado, en los cuales anunciaron con ahínco y desmesura el fin del mundo para el año 2000, Hollywood nos inundó de películas apocalípticas, en su mayoría perversas, promoviendo las caídas de meteoritos, llegadas de alienígenas, la furia del Patrón Celestial, y mil cosas mas, se presentaron suicidios masivos, agotamiento de víveres no perecederos en algunas comunidades y otros hechos del mismo estilo. Sin embargo, los que no se tiraron por un acantilado o se saltaron románticamente la tapa de los sesos, debido a ese miedo de morir atrapados en el fuego infernal o bajo la furia de los extraterrestres conquistadores, aquí seguimos, cada vez mas bonitos, aunque nos averiemos en las prestadas. Pero seguimos, el mundo no se ha ido para ninguna parte y la humanidad sigue haciendo de las suyas.

En el 2006 anunciaron el mismo 666, (año 6, mes 6, día 6) que anunciaron en el 96 ¿y adivinen que? ¡Están leyendo este ladrillo! Bueno, igual en esa oportunidad la cosa no fue tan endémica.
Lo cual me lleva a mis reflexiones, la primera sería: si la esté mundo esta tan deseoso por acabarse, deberíamos darle gusto y soltarle a algún megalómano bondadoso, caritativo y de buen corazón una bomba atómica con la capacidad de sacar al planeta de su eje.

Aprovechemos por ahí derecho y hagamos una obra de caridad bañando a todos los hippies que no se bañan desde los 60s y 70s bajo el pretexto que el jabón es un invento capitalista o que este les cohíbe su espíritu libre de reglas (¡perezosos!)  Por si el cielo existe, pa que no tengamos que chuparnos el olor en la fila mientras San Pedro y su combo nos hacen el inventario de entrada.

Prohibámosle a los canales científicos y culturales el patrocinio multimillonario que le otorgan a los estudiosos de La Biblia, Los Mayas, Los Egipcios y Nostradamus  (no sé porque metí ahí a los egipcios, pero después nos salen con que fueron ellos los que predijeron el fin del mundo) pa que dejen de crear estos cuentos pendejos, que por lo demás los enriquecen enormemente, y sino fíjense en la programación de este fin de semana en el HC, Nat Geo, DC, Infinito y otros. Eso genera mas plata en publicidad que el logotipo Coca-Cola o y de la KW pintado en el centro del Palogrande hace unas semanas, el cual los fervientes hinchas del Nacional siguen criticando. Anteriormente no existían esos canales y los rumores eran extendidos por los acaudalados vendedores de velas y lámparas de aceite (me consta).

Si esto realmente anuncia es el dichoso cambio de “Era” del  que muchos otros hablan, tengan en cuenta lo siguiente: los cambios no se generan con simple crítica, hay que construir, tolerar, ayudar y seguir ayudando al prójimo. Acabemos con el analfabetismo y la ignorancia, eduquemos al hijo, al vecino, a la señora que nos ayuda en la casa, al barrendero de EMAS y al filósofo consumado. La idea no es que seamos comuñangas, pero si solidarios con los semejantes, tolerantes con sus ideas, y aprender a girar todos en la misma dirección, el progreso no se mide en cemento, sino en comida y letras.
¡He dicho!