"...La armadura era simplemente espectacular, pues el acero había adquirido un tono azulado debido a las secretas artes del enano y el centauro, estaba hecha a la medida perfecta del capitán y resultaba asombrosamente liviana y resistente, en el pecho de esta, grabado en esmalte, estaba el escudo de Angodres, sobre un fondo carmesí aparecía la muerte vestida de negro con su brillante guadaña en una mano, y un bebé en la otra.
-Siempre he encontrado
muy inapropiado tu emblema mi querido esposo, siendo como eres no entiendo por
qué usas esa imagen tan tenebrosa como escudo de armas y no el caballo de fuego
que ha sido el emblema de tu familia por siglos-.
-Hay varios motivos
para ello-. Contestó Angodres. –Te lo he explicado infinidad de veces. Primero,
tiene que ver con el apodo que me gané cuando apenas obtuve la mayoría de edad
“El ahijado de la Muerte”, se supone que ese soy yo cargado por ella en el día
de mi nacimiento. Segundo: la muerte y yo somos más reales hoy en día que los
caballos de fuego. Tercero: esta imagen genera más miedo en el corazón de los
enemigos que cualquiera otra que hayan visto, y por último, habla del amor por
la vida y la justicia; Fehalen es el dios de la justicia final, la muerte que a
todos nos llega y es el juez de nuestros actos cuando trascendemos a su reino,
a todos nos da el premio o castigo que merecemos por la forma en que vivimos y
morimos, así mismo no puede existir la muerte sin la vida, y por ello mismo la
ama, la necesita y trata de protegerla, pues si no existe la vida no hay quien
tema a la muerte, y ella se alimenta del temor que le tienen. Los bebés son el
símbolo de la vida que empieza, y el fondo rojo es simplemente por contraste,
aunque podría decirse que es el cielo incendiado en el verano o es la sangre
que nos corre por las venas, de la cual dependemos en gran parte para vivir y
morir-. Respondió Angodres en tono de maestro...."