miércoles, 22 de noviembre de 2017

El Regalo de Prometeo

Un poema que escribí hace algún tiempo

El Regalo de Prometeo

Atormentado escribo esto, 
No por tristeza o soledad,
Me perturba es el silencio
Que me obliga la caballerosidad,

No me esfuerzo en hacer versos
Que limiten la expresión,
Es un crimen reducir a silabas
Su desbordada pasión.

Que larga fue la espera
Sin saber que la esperaba,
Y es una amarga condena 
Volver a estar sin nada.

Es dulzura y atención,
Es sexo desmesurado.
Pelo negro y ojos claros,
Es la emisaria del diablo.

Inteligente y apasionada,
El regalo de Prometeo,
Mujer de mundo, paz y guerra
Tener su amor fue mi sueño.

Sonríe e ilumina al mundo,
Al desnudarse eclipsa al sol.
Hechicera del tiempo, Bruja en vida,
Alma de diabla y sonrisa de dios.

¿Puede alguien rechazar su piel suave?
¿Ignorar su cuello sensible?
¿Olvidar su alma indomable?
¿Maltratar su mente terrible?

Es imposible ser coherente,
No es mujer para definir,
Solo un deseo me atañe
Pues la quiero para mí.

Los simples versos la limitan,
Más en el primer bosquejo,
De todo lo que mi alma grita,
No hay un idóneo espejo.

La pienso y quiero quererla,
Abrazarla y protegerla,
Quiero también desnudarla,
La noche entera “poseerla”


La pienso y me hago cursi,
Romántico e inseguro
A la vez me vuelvo guerrero,
Más temible que el dios Neptuno.

Le escribo versos malos
Porque nubla mi cordura
Escribo lo que de ella pienso
Sin saber si el romance perdura.


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