Recibir el año con trabajo y oportunidades es una bendición,
más si se espera una noche solitaria y en cambio se tiene una muy buena compañía
que inesperadamente ofreció su amable hospitalidad.
Anoche (31 de diciembre del 2014) ejerciendo mis funciones
de abogado externo de la compañía de seguros MAPFRE, me vi en la obligación de
pasar la velada en estado de peligrosa sobriedad ya que me encontraba en turno
de disponibilidad para atención de siniestros.
Por cosas de la vida, terminé donde los más amables vecinos
que alguien pueda tener (los míos), cosa que me animó bastante pues estaba
enteramente convencido de pasar un solitario 31 de diciembre. Y a pesar de la
moderada ingesta de licor por parte de mis amables anfitriones y su familia, la
diferencia se hacía notoria en cuanto al estado anímico que el radical OH induce. A medida que la noche avanzaba y me
comunicaba con familiares y amigos, iba reflexionando sobre ese mundo fantástico
en el que ellos estaban ingresando y para mí era cada vez más distante; El maravilloso
mundo de LA MEDIA CAÑA, ese etílico e idílico universo en que todo crece en
agrado y se ve mucho más hermoso,
momento de la bebeta en que la lengua aún no se empieza a trabar pero el
individuo que anda de juerga se convierte en el papá de Batman y Superman, el Putas
de Aguadas o el Tigre de Amalfi. Ese fabuloso estado donde hasta un pendejo superlativo
por antonomasia pierde la timidez, crece la soltura al expresarse, y todos
hablamos mierda con la convicción de la absoluta verdad. Donde el bullicio no
incomoda sino que hincha el corazón. Ese estado ideal que solo se puede
comparar con el enamoramiento y la paternidad.
Todos aquellos que aman la fiesta y el licor, ya sea en una reunión
de alta alcurnia, condición y sociedad, o en un lupanar de extramuros donde le
dicen a uno “Mi amor” sin conocerlo, saben de qué hablo, se identifican y
reconocen en mis palabras la verdad. Por eso en nombre de todos solo puedo
decir: ¡AH LINDA MEDIA CAÑA! ¡NUNCA LLEGUES A FALTAR!
No me mal interprete querido lector, si alguien tuvo un
feliz fin de año, ese de seguro soy yo. Aunque no me pienso tomar el trabajo de
brindar una explicación. Pero hay que reconocer con sinceridad profunda, que la
media caña para cualquier tipo de jolgorio social es la materialización de la
felicidad. Como dice algún sabio señor cuyo nombre nunca he sabido: “ de los
mejores estados de la vida es estar jalao y/o enamorao”
Feliz año para todos, lleno de Medias Cañas y muchas otras
cosas mas
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