domingo, 23 de junio de 2013

Poesia con herraduras



Un relincho en el paseo,
Y la cola que se alza al aire,
Con sus pelos formando un velo.
Al galope de un caballo libre,
Es el sueño de un poeta escribirle.

Caballo, príncipe del mundo,
Amigo del buen vaquero.
Compañero entrañable,
De alma noble y corazón fiero.

¿Qué cosas han visto sus ojos?
Espejos oscuros y profundos.
Sobre su lomo se hizo la historia,
También se recorrió el mundo.
Alegran al afligido
Con su andar y su belleza.
Sanan a los enfermos
Y no conocen la pereza.

Resaltan la hermosura
De las mujeres cuando los montan.
Creaciones de belleza pura.
Ensueños que del cielo brotan.

Siempre han sido inspiración,
De pintores y poetas.
Ha de ser por sus perfectas formas,
Y nunca renunciar a sus metas.

Galopan, trotan y trochan,
Por calles y caminos riales.
Sus ancas conocen mil putas,
Y adornan los arrabales.

Con felicidad en el alma
Y una blasfemia en la boca.
Lo ensilla el hombre andariego
Aceptando la suerte variable,
Que en la vida le toca.

Escribirles a los caballos
No es tarea sencilla,
Pues las letras no describen
¡Lo que se siente cuando se ensilla!

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