domingo, 28 de julio de 2013

Mi Sobrina



Como muchos de ustedes sabrán, tengo una hermosa sobrina de casi dos años de edad llamada Francisca, ¡es la cachetona más linda de todo el universo!, y para mayor felicidad mía soy su padrino. Irónica y desgraciadamente, por diversos motivos que no vienen al caso ni pienso ventilar aquí, soy el miembro de la familia que menos la ve, situación que me causa un poco de tristeza, pero la vida no puede ser perfecta.

Cuando empecé a pensar en este este escrito quería hablar sobre lo que  significa y conlleva ser tío, no obstante, me di cuenta que aún no estoy listo para hablar de ello, sería mentira o simple suposición la gran mayoría de lo que dijera pues apenas estoy en la fase inicial de un camino que va a durar toda la vida.  Solo sé que es la reunión de todos los amores familiares, en ella veo todo lo bueno que hay en mí y en mi familia, además de otras virtudes que le heredó a su familia materna. Siendo tan solo una niña que está empezando a explorar el mundo, es indudablemente la mejor de todos nosotros.

Nada me llena más de emoción y orgullo que verla montada en un rocín, queriendo al igual que yo vivir la vida tras las orejas de un caballo, disfrutando el mundo en ese lugar donde pocos tenemos el privilegio y gusto de disfrutarlo en la actualidad. También me hincha el pecho su belleza, que sea temeraria, simpática a montones, tanto que quienes la conocen se enamoran inmediatamente de ella, es fuerte, simplemente es hermosa.

Tiene la fortuna de contar con unos padres amorosos que dan la vida entera por ella, además cuenta con esos ojazos azules, despiertos y profundos que reflejan el mundo entero en su mirada. Ahora que me encuentro revisando los escritos que le he hecho (como oro y zafiro, y Carta a Francisca) confieso que quisiera ser mejor escritor, poeta, tío y persona, para hacerle y decirle cosas más hermosas, profundas y sabias, pero ya sea por falta de trabajo o de talento, no he dado pa más.  Eso sí, en cada texto que le escribo a ella le dejo un pedazo de corazón pegado,  pues es con todo mi corazón y mi amor que cada una de las palabras que aquí plasmo salen para mi Fran.

Envidio profundamente a todos los que la pueden ver más que yo, debido a que ellos no se pierden tantos momentos de su vida, en contra prestación yo soy su “TOTO MON” ¡y eso nadie me lo quita!

Una de las cosas que más le pido a Dios es que me dé vida y medios suficientes para verla crecer, poder montar a caballo a su lado y compartir juntos ese vínculo tan especial que siempre va a unirnos, pues los intereses acercan a las personas, pero los amores y pasiones unen al mundo, y yo siempre lo estaré con ella por ese amor que ambos le tenemos a nuestros nobles cuadrúpedos.

Quisiera construir un mundo mejor para ella, así como para los hijos y sobrinos que llegarán en un futuro, un lugar donde nada malo pueda dañarlos, la gente mala no exista y las cosas que destruyen el alma no lleguen. Todos los días sueño con un mundo así y hago algo para hacer este mundo un poco más habitable para mi enana, pero si llego a fallar en mi romántica y ambiciosa empresa, tengo la fe y la confianza en que ella va a tener la fuerza y la sabiduría para enfrentar al mundo y sus problemas, también que siempre tenga la valentía de asumir sus pocas derrotas y gozar con elegancia las múltiples victorias que va a vivir. Sobre todo, que nunca olvide que sus padres y familia la aman, y sin importar lo que pase o lo que digan puede contar con todos nosotros.
Hay mucho, mucho más que me gustaría decir, pero eso por motivos personales lo dejo como reserva del sumario y o lo remito a la carta que hace un tiempo le escribí y que probablemente con el paso del tiempo irá creciendo en contenido. Para terminar y despedir este escrito, quiero decirle a mi sobrina: ¡te amo cachetona! Recuerda cuando estés grande y las cosas vayan mal la carta que te escribí, y que pase lo que pase, Dios te dio tus angelitos en el cielo y a tu familia en la tierra para velar por ti.

                                                                                                          
                                                                                                                 Simón Mejía Montes

No hay comentarios:

Publicar un comentario