Nuestra ciudad se encuentra en una situación desoladora como todos sabemos, aun no se termina de restablecer el servicio del agua que tantos inconvenientes causó y que es redundante enunciarlos pues todos los vivimos, y a esto se suma la tragedia ocurrida en el barrio Cervantes, fuera de eso las elecciones dejaron en manos de los mismos grupos políticos los designios administrativos del municipio y el departamento, lo cual al paso que va probará ser nefasto. Alguna vez hablando con mi padre me dijo: “hay tres cosas que nos sirven para nada; la luna de día, un aguacero en el mar y el alcalde de Salamina” cortésmente corrijo a Toñito en lo último, y digo que lo que no sirve para nada es la administración departamental en todas sus instancias regionales y municipales, pues aquí ningún municipio funciona correctamente, y si no están todos en la peor de las situaciones es por simple azar. Sin embargo, se debe tener en cuenta que gran parte de los resultados electorales, se debe a una enorme nulidad de votos, muchos de ellos supuestamente en blanco, anulados por los estudiantes de las universidades públicas y sus familiares y allegados que apoyan el paro estudiantil que a estas alturas ha sobrepasado el mes de inactividad académica. Según mis ignorantes cuentas, la sumatoria de estos votos anulados, y los votos en blanco cívicamente validos hubiesen sobrepasado la votación de los candidatos electos, ahora bien, la realidad de esto no la conozco yo, y solo trabajo sobre presunciones. Pero para el efecto de este escrito es un buen punto de partida.
En Manizales se están haciendo cada vez más frecuentes en los últimos tiempos las protestas en la plazoleta de la alcaldía, y los bloqueos viales en el sector de la Avenida Santander, esto indica que los manizaleños no somos bobos, y que los estudiantes exigen sus derechos a una educación buena y barata. ¿Pero que logran exactamente con esto? Ahora se está invitando a una marcha nocturna en el sector del cable para mostrar solidaridad con las victimas del deslizamiento en el barrio Cervantes, una muy bonita muestra de apoyo. Sin embargo esas actuaciones aunque de loable sentimiento carecen de sentido. Es mucho más lógico, en el caso de los estudiantes, no suspender las actividades académicas, sino por el contrario continuar con sus operaciones universitarias, y más bien abstenerse de pagar todos la próxima matricula pero llegar a la universidad en la fecha establecida y acuartelarse en ella hasta que se inicien nuevamente las clases, yo creo que esto tendría mucho sentido y sería lógico si lo que realmente quieren es una educación a bajos costos, pues un paro, no los educa y a los únicos que realmente les cuesta plata es a los padres de los estudiantes, pues el matriculado en la universidad durante el cese de actividades puede dormir hasta tarde, dedicarse de lleno a su trabajo, visitar a parientes que viven en otras ciudades, o en su defecto irse al temperadero familiar en Santagueda. Por otra parte, entorpecer la democracia, como se rumora que lo hicieron anulando votos, genera el triste resultado de las elecciones que acabamos de tragarnos.
Por su parte están las manifestaciones frente a la alcaldía y otros sectores de la ciudad, situaciones no que lo único que logran es entorpecer el desplazamiento de otro centenar de paisanos, si tanto simpatizan con los afectados por la causa ¿no sería mejor ir de pala en mano al lugar de los hechos y ayudar a los damnificados a encontrar sus bienes desaparecidos? ¿Enlistarse en fundaciones como Un Techo Para Mi País, ya sea donando materiales de construcción o fuerza de trabajo? Esas me parece a mí serian formas de verdadera solidaridad con los damnificados. Aunque hay que reconocer la noble labor de algunos que procuran en este momento recolectar alimentos y enseres para aquellos que lo necesitan, ¡bien por ellos!
Por último, si realmente los manizaleños en general nos encontramos tan disgustados por el resultado electoral, entonces por vías físicas, y recolectando firmas intentemos unas nuevas elecciones antes de finalizar el año. Es hora de protestar con actos útiles.
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